martes, 8 de julio de 2008

MARIA MADRE DE FE, MADRE DEL REY: Pensamientos acerca del Rosario.



Hasta ahora se ha considerado como la mejor definición del Rosario, la que dio el Sumo Pontífice San Pío V en su "Bula" de 1569: "El Rosario o salterio de la Sma. Virgen, es un modo piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel le dio a María; interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías y tratando de ir meditando mientras tanto en la Vida de Nuestro Señor". El Rosario constaba de 15 Padrenuestros y 150 Avemarías, en recuerdo de los 150 Salmos. Ahora son 20 Padrenuestros y 200 Avemarías, al incluir los misterios de la luz. La palabra Rosario significa "Corona de Rosas". Nuestra Señora ha revelado a varias personas que cada vez que dicen el Ave María le estan dando a Ella una hermosa rosa y que cada Rosario completo le hace una corona de rosas. La rosa es la reina de las flores, y así el Rosario es la rosa de todas las devociones, y por ello la mas importante de todas.


En nuestro viaje por la vida necesitamos una guía que conozca los caminos, un apoyo en el que poder sostenernos, un camino que conduzca a la meta. En el Rosario se nos ha dado todo esto. Es la suma del Evangelio, resumido en María y puede acompañarnos literalmente de la cuna hasta el sepulcro.

En el Rosario se nos hacen visibles las huellas de Jesús en el mundo. "Yo he salido del Padre y he vanido al mundo, y ahora dejo el mundo y he venido al Padre". Del Padre hacia el Padre conduce este camino. De perla en perla, de decena en decena, recorremos nosotros los caminos de Jesús. A través de los misterios de su niñez y de su vida publica, a través de las estaciones de su pasión redentora, podemos nosotros con María, caminar hacia su plenitud y glorificación. Sus caminos se convierten en nuestros caminos. El Rosario es el compendio de toda la Fé. Al final cuelga la cruz, en ella rezamos nosotros la confesión de fe, el Credo. Esta es la doctrina de nuestra fé. Después vienen las tres primeras Avemarías con las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Esta es la doctrina de nuestra vida. Finalmente siguen las perlas como el Nuevo Testamento, sólo descifrable para los creyentes en sus manos orantes.

Yo no necesito creer y vivir más que el Rosario: "Aquí tengo yo toda la fe de la Iglesia en mi mano"

(Joachin Meisner, Cardenal de Colonia, Alemania)